En 1980, cuando comencé karate, escuchaba maravillado las historias que se contaban del Maestro Mas`Oyama y de los luchadores de la Escuela Kyokushin, verdaderos guerreros formados en la más estricta tradición marcial. Era sólo un niño de 10 años cuando vi el famoso documental “Karate, Duelos de Campeones” que mostraba los combates y las roturas que hacían estos hombres, cuyas proezas parecían provenir de mis más irreverentes fantasías.
En aquel entonces no existía Internet y más allá de esa película sólo nos llegaba alguna foto o anécdota. Soñé durante toda mi juventud con poder conocer al “Gran Mas´Oyama”.
A principios de 1994 gano el Nacional Selectivo al Mundialito de Brasil, la gran oportunidad de mi vida de conocer a Sosai Oyama, quien estaría presente en el evento.
Dos meses después del selectivo y a sólo cuatro del Mundialito de Brasil fallece Sosai Masutatsu Oyama y con él todas mis ilusiones de conocerlo personalmente.
Pero ese año tuve la suerte de viajar y participar en mi primer campeonato internacional. Al estar frente a esos verdaderos monstruos del karate, descubrí que Sosai seguía vivo, se manifestaba en cada uno de ellos, guerreros y maestros que entregaban todo de sí para honrar a Sosai Oyama y sus enseñanzas, y uno podía verlo en cada actitud, en cada reverencia y en cada golpe.
Hoy se cumple un año más desde su partida y quisiera recordarlo tal cual lo soñaba y los que tuvieron el honor de conocerlo nos cuentan, una gran maestro, un hombre fuerte, amable, un hombre de honor y respeto, de una sola palabra y un gran corazón.