El verdadero maestro no es aquél que te presta sus alas,
sino el que te ayuda a desplegar las tuyas.
Quisiera dedicar los últimos minutos de este día a la persona que cambió todos y cada uno de los días de mi vida.
Quisiera dedicar lo que me queda de vida a continuar su trabajo y tener la fuerza y sabiduría con la que él lo hizo.